jueves, 21 de marzo de 2013

La capilla franciscana (centro comercial paseo san francisco).



El valle había sido un lugar tranquilo. Desde lo alto podían verse los bosques de los alrededores, los ríos, la hierba creciendo junto a pequeños lagos. A lo lejos los volcanes habían entrado en erupción una y otra vez a lo largo de mil años, hasta que llegaron los primeros pobladores.

De tez morena, desnudos y con armas de madera, hueso y obsidiana fundaron su asentamiento junto al rio. Pescaban, cazaban, recogían frutas y sembraron el maíz que los sustentó algunos años, en los cuales cortaron muchos árboles para hacer leña y calentarse, hasta que llegaron los otros.

Un día un pequeño llevaba una cesta con maíz a la casa cuando vio muchos hombres corriendo hacia el pueblo. Soltó su canasta y trato de dar la alarma, pero varias flechas lo atravesaron antes de lograr llegar. Los atacantes en una orgía de sangre y violencia, saquearon y quemaron el pueblo. Los cuerpos, la madera de las chozas, sus pieles para curtir, todo lo que ellos tenían sirvió para abono de una tierra que no a volvió conocer la presencia de hombres durante mucho tiempo. los árboles volvieron a crecer, los pájaros regresaron, y la hierba cubría la tierra muchos años hasta la llegada de nuevos pobladores.

Hombres blancos, barbados y con extraños animales llegaron al río para tomar agua. Era abril y el calor les estaba asfixiando debido a sus pesados hábitos, y armaduras de metal que reflejaban la luz a muchas leguas de distancia. Discutían vehemente y parecía que querían tomar una decisión importante.

Finalmente los hombres vestidos con gruesos hábitos, descalzos y de mayor edad se  impusieron a los hombres de a caballo. Se ordenó cruzar el río en su parte más baja y remontaron el cerro que le seguiría hasta llegar a lo más alto.

Uno de ellos se quejó diciendo que el otro lado del río se veía mejor.
           
            Nadie le respondió.

Finalmente llegaron al alto. Cerca de los ríos Alseseca y Almoloya (llamado después de san francisco) nunca padecerían falta de agua, el alto nunca se inundaría por las lluvias torrenciales que azotaban la región. No estarían en el territorio de los tlaxcaltecas, leales súbditos del rey de España a los que había que dejar en paz.

Ese día comenzaron a construir la capilla. Trajeron piedras del río y del cerro cercano, cortaron árboles y con la madera hicieron sillas, ornamentos y obra negra. El techo lo construyeron con paja, y lo  terminaron cuando las primeras lluvias hicieron su aparición.

Fue hasta ese momento que se reveló la falla fundamental del lugar donde se encontraban. Para empezar, el alto no es la parte más alta del valle. el agua fluía de los cerros cercanos a gran velocidad destruyendo las casas, arrojando personas y propiedades al río. Cuando dejó de llover descubrieron como el agua tendía a estancarse en las depresiones del terreno. Este hecho suscitó la protesta y el reclamo, las voces de los airados se escucharon.

             -Queremos indios en encomienda.

             -Este lugar es inhabitable.

             -Estoy harto.
 
             -Yo también.

Los hombres descalzos y de pesados hábitos los veían entristecidos y sólo se atrevieron a bendecirlos  con una frase.
 -¡Vaya con dios!

Las chozas quedaron desiertas, y la capilla fue abandonada, y de nuevo los animales salvajes y la hierba se apoderaron del terreno.

Sin embargo el valle nunca volvería a conocer la paz que da la ausencia del hombre. Al año siguiente ellos regresaron, y esta vez se hablaba de seis mil hombres. Los líderes se reunieron en la capilla franciscana abandonada, para discurrir donde se volvería a fundar la ciudad. Discutieron también sobre los hombres morenos que los acompañaban. Los hombres de espadas y caballo querían a los indios para trabajar con ellos. los doce franciscanos se negaban.

-Santos paternidades, no podéis retenernos aquí sin indios. ¿Quién levantará nuestra ciudad sino son ellos? ¿Quién construirá las casas? dadme por lo menos 100 y yo prometo darles la educación que nuestra fe demanda~ dijo el hombre de a caballo.

-No tendréis más indios que los que necesitéis para construir vuestra casa- todo lo demás dependerá de vuestra buena suerte, trabajo y de dios- respondió el franciscano.

-debemos vivir todos juntos~ le respondió don Hernando de Helgueta.
-de acuerdo, pero vos construiréis vuestra propia casa
-voto a...
-no blasfeméis~ contesto Motolinia más molesto aún.

La discusión se prolongó toda la tarde y la mañana del día siguiente. Finalmente se llegó a un acuerdo. Los españoles cruzaron el río que luego llamarían de san francisco y fundaron su ciudad en el territorio de Tlaxcala apoyados por la autoridad del virrey. Eran 81 hombres españoles, 19 mujeres españolas y cinco mujeres indígenas. Marina muñoz era un caso especial traía a cuatro niños pequeños con ella.

Al llegar a lo que sería el centro comenzó la división de la ciudad. se delinearon las calles formando 420 manzanas regulares( 295 para casas y 125 para huertas, quintas y sembradíos) en total. La ciudad tenía una inclinación natural hacia el río san francisco aprovechando un desagüe perfecto puesto por la naturaleza, además con inclinación al este se evitaban los perversos efectos de los vientos dominantes del norte. Esta inclinación hacía a la ciudad más fresca en todas las estaciones, resguardando las aceras de los rayos directos del sol, especialmente en verano.

En septiembre volvió a llover y la ciudad se inundó de nuevo. Pero esta vez estaban preparados y excavaron zanjar longitudinales en las calles que van del este a oeste hacia el río san francisco, cuando se unieron las zanjas, el agua fluyó y las calles se quedaron secas para regocijo de todos.

En el alto los franciscanos aprendieron de sus  experiencias anteriores y construyeron sus propias caños. Abrieron uno enormes con ayuda de los indios, hacia el río Alseseca o Xonaca en idioma de los naturales. A pesar de la oposición de los pobladores españoles, los frailes estaban empeñados en que la ciudad debería quedarse en el lado oriente del río san francisco. Hasta que un terrible incendio se inició en su capilla.

Nadie supo si comenzó en el bosque de sabino cercanos, o sin manos criminales que iniciaron. Los frailes prefirieron pensar que Dios les enviaba un mensaje y  optaron por retirarse más al norte, a fundar lo que se conocería después como el Convento de San Francisco.

De la capilla solo quedaron las piedras que la hojarasca enterró al paso del tiempo. Ahora seria de buen toco creer que la cuidad  nació en el portal de Iturbide, cerca de la Catedral  y los imponentes edificios de piedra que los conquistadores construirían, después en lugar de su verdadero principio en la parte indígena de la cuidad.

Muchos años después en un proyecto de rescate arqueológico se descubrieron los restos arqueológicos de una capilla cerca del rio de San Francisco. Lo único que pareció revelar su identidad fue una piedra, tal vez para apuntalar la entrada, que tenía una rosa grabada, flor símbolo de la orden franciscana.



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